Estas personas se caracterizan por:
¿Qué Causa un Trastorno Alimenticio?
* Factores Psicológicos:
La gente con desórdenes de la alimentación tiende a ser perfeccionista. Usualmente tienen un legítimo "coraje", pero dado que siempre buscan la aprobación y temen a la crítica, no saben como expresar su enojo de una forma saludable. Lo voltean hacia ellos mismos provocándose la inanición o comilonas. * Factores Familiares:
Dentro de su familia, tienden a sentirse menospreciados, abandonados, y solos. Son familias que tienden a ser
sobreprotectoras, rígidas y poco efectivas para resolver conflictos. Usualmente exigen altos rangos de perfección y éxito.
* Factores Sociales:
Nunca como ahora en la historia, las mujeres habían sido exhortadas a estar tan delgadas. La TV, el cine, las revistas son claros ejemplos de todos los mensajes que reciben las mujeres de las "ventajas" de mantenerse delgadas.
* Disparadores:
Si una persona es vulnerable a padecer un desorden de la alimentación por poseer uno o más de los factores anteriores, algunas veces lo único que se necesita para poner en acción la "avalancha", es un evento que no pueda o no sepa cómo manejar Un disparador puede ser algo tan sencillo como el hostigamiento por estar gordo hasta algo tan desvastante como un incesto o violación.
Signos De alarma
Dado que actualmente parece ser que todo el mundo se preocupa por el peso, y dado que la mayoría de la gente alguna vez ha estado a dieta, ¿cómo puede uno decir que un comportamiento hacia la comida y el peso es "normal" o que se debe de considerar un problema que ponga en peligro la vida y la felicidad? Probablemente muchas personas manifiesten alguna de las siguientes características, pero la mayoría de las personas con desórdenes de la alimentación, cumplen con varias de ellas:
- Pérdida de peso significativa o extrema, en poco tiempo, sin enfermedad subyacente.
- Disminución en la ingesta de alimentos.
- Desarrollo de ciertos rituales hacia la comida: cortar los alimentos en pedazos muy pequeños, "jugar" con la comida en el plato, masticar miles de veces cada bocado, saltarse comidas, no comer frente a los demás, siempre tener una excusa para no estar hambrienta, etc.
- Negación de estar hambrienta.
- Volverse más crítica y poco tolerante de los demás.
- Fluctuaciones en el carácter (casi siempre de mal humor o enojado).
- Ejercicio excesivo.
- Cuando come, escoge básicamente sólo comidas bajas en grasa o sin calorías.
- Dice que él/ella está muy gordo (a), aún cuando es obvio que no.
- Miedo intenso a ganar peso y a la obesidad.
- Detesta partes específicas de su cuerpo, especialmente busto, abdomen, muslos, caderas y glúteos.
- Insiste en que no se siente bien consigo mismo (a) a menos que esté delgado (a), pero nunca está lo suficientemente delgado (a) para estar a gusto.
- Tiene dificultad para exponer sus sentimientos.
- Evita socializar lo más posible.
- Responde a las confrontaciones acerca de su estado de ánimo, con lágrimas, berrinches o ignorándolas.
- Cuando come en exceso, siempre busca la manera de deshacerse de las calorías ingeridas (vómitos, ejercicio, medicamentos).
Los desórdenes de la alimentación son tratables, y la gente puede rehabilitarse de ellos. La recuperación, sin embargo, va más allá de dejar de mantenerse en inanición, de dejar las comilonas o dejar las purgaciones (vómitos, laxantes, ejercicio, diuréticos). Para dar por hecho la recuperación, ésta debe incluir el establecimiento de patrones saludables de alimentación y peso, y la resolución de los problemas médicos, psicológicos, sociales y familiares que contribuyeron a que se desarrollara el trastorno.
El tratamiento exitoso debe ser multidisciplinario, y es altamente individualizado. El tratamiento debe comenzar con una valoración médica y seguir con el desarrollo de un plan que incluirá: psicoterapia individual, psicoterapia familiar, terapia de pareja, terapia en grupo, medicación para mejorar la depresión, la ansiedad y otros trastornos similares, hospitalización, y asesoría nutricional.
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